Los mayas y
aztecas usaban la chía en distintos preparados nutricionales y medicinales,
como así también en la elaboración de ungüentos cosméticos. Era fuente de
energía para travesías prolongadas y alimento para los guerreros, combinada con
maíz
En el año 1991
se reconocieron sus propiedades y fue reactivado su cultivo gracias a un programa de desarrollo e investigación de la Universidad de Arizona, en EEUU.
Un estudio de las propiedades funcionales de la semilla de chía, realizado en
México, concluyó que la semilla de chía es una fuente alternativa de consumo de
fibra, que incrementa la velocidad de tránsito en el estómago del bolo
alimenticio. Otra conclusión interesante de ese estudio plantea que “la
aplicación de los tratamientos térmicos en semillas de chía no afecta la
calidad proteica y como única fuente de proteínas la semilla de chía sería
adecuada para adultos y se puede complementar fácilmente con una leguminosa
para cualquier grupo de edad”. Esto muestra que la semilla de chía es una
fuente de proteínas de muy buena calidad.
Las semillas de
chía aportan los siguientes efectos: antioxidante, inhibe formación de coágulos
en venas y arterias, antiinflamatorio, antimutagénico (Reduce mutaciones e
inhibe el desarrollo del cáncer y del sida), anticarcinogénetico, antiviral,
laxante, hipotensor, hipocolesterolemiante, hipoglucemiante, inmunoestimulante,
tónico cardíaco y nervioso, y alimento mineralizante, vitamínico y proteico.
El consumo de
chía resulta útil en casos de celiaquía, depresión, estrés, diabetes, obesidad,
problemas gastrointestinales, tumores, artritis, asma, afecciones
cardiovasculares y pulmonares, soriasis, arteriosclerosis, anemias, embarazo,
lactancia, crecimiento, convalecencias y debilidad inmunológica.
Al igual que la
linaza, la chía es una rica fuente de ácido grasos Omega-3 Las semillas de chía
representan la fuente vegetal con más alta
concentración de Omega 3 Poseen un 33 % de aceite, del cual el ácido linolénico
representa el 62 % y el linoleico el 20 %. La chía es el cultivo con mayor
porcentaje de AGE (Ácidos Grasos Esenciales) al tener el 82% de sus lípidos con
dicha característica.
Más allá de su
excelente perfil lipídico, la chía tiene buena dosis de proteína (23%),
aminoácidos esenciales, entre ellos la lisina, limitante en los cereales. La
chía no posee gluten, o sea que puede ser consumida por los celíacos. En
materia de vitaminas, es una buena fuente del grupo B. La carencia de vitamina
B favorece la formación de depósitos de placas en las paredes arteriales e
incrementa el riesgo de afecciones cardiovasculares.
Pero es en
materia de minerales que la chía vuelve a destacarse. Posee 714 mg de Ca en la
semilla entera y 1180 mg en las semillas parcialmente desgrasadas (harina);
para dar una idea, la leche tiene apenas 125 mg, o sea entre 6 y 10 veces
menos. Además posee gran riqueza en hierro (16,4 mg), magnesio (390 mg),
potasio (700 mg) y fósforo (1.057 mg). La chía también contiene buenos valores
de cinc y manganeso, siendo muy pobre en sodio.
Otra virtud de
la chía es su buena cantidad (27 %) y calidad de fibra, sobre todo en forma de
fibra soluble (mucílagos). Este tipo de fibra retarda el índice de glucosa en
sangre y reduce la absorción de colesterol.
Las semillas de
chía contienen una muy buena cantidad de compuestos con potente actividad antioxidante (principalmente
flavonoides), eliminando la necesidad de utilizar antioxidantes artificiales
como las vitaminas. El problema de ingerir insuficientes antioxidantes
desaparece con una mayor cantidad de alfa-linolénico de origen vegetal, lo que
genera otra ventaja sobre los ácidos grasos omega-3 provenientes de productos
de origen marino. Los antioxidantes, además de resultar un saludable aporte
dietario y terapéutico, sirven a la buena conservación del aceite. Esto explica
como los mayas, sin grandes técnicas de conservación, podían almacenar la
harina de chía durante largos períodos sin que se pusiese rancia, algo poco
habitual en semillas oleaginosas. Los antioxidantes protegen de tumores,
afecciones cardiovasculares, inflamaciones, virus
y radicales libres.
De todas las
fuentes de ácido grasos Omega-3, sólo el lino (Linum usitatissimum L.) y la chía tienen su
origen en cultivos agrícolas. Ambas son especies vegetales con la mayor
concentración de ácido graso a-linolénico conocida hasta la fecha,. Estas
semillas, fuentes de Omega-3, a menudo se utilizan molidas como ingrediente
alimenticio, o en forma natural como
suplemento dietético. Las otras dos
fuentes disponibles son de origen marino: las algas y el aceite de pescado.
Comparación en la composición de los ácidos grasos de la chía, la linaza y el pez menhaden (Brevoortia tyrannus):
Proceso para germinar la Chía
Comparación en la composición de los ácidos grasos de la chía, la linaza y el pez menhaden (Brevoortia tyrannus):
Proceso para germinar la Chía
Las semillas no
deben ponerse en remojo debido a que es mucilaginosa (pegajosa o viscosa cuando
está húmeda), y para hacerla brotar, se puede usar un medio como un paño
húmedo, una toallita de papel húmeda o algodón, en una bandejita. También
germina bien sin ese medio.
El proceso de germinación es el siguiente:
1. Extender en un recipiente plano pequeño, una cucharada de semillas con un poco de espacio entre cada semilla, y de
manera uniforme.
2. Humedecer las semillas con agua de rocío en poca cantidad. (No se debe formar charco)
3. Regar agua en forma de rocío muy fino 1 vez al día.
3. Regar agua en forma de rocío muy fino 1 vez al día.
3. Colocar en un lugar con poca luz
los primeros 3 días.
4. Cuando las plantas crecen y le salen sus hojas, ya están listos para
ubicarlos en un punto con luz que puede
ser en un corredor, cerca de una ventana, etc.
5. Cuando los brotes tienen hojas abiertas y son de color verde, ya están
listas para su consumo (Unos 4 o 5 días de proceso).
6. La Chía se cosecha jalándola con la raíz.
7. Guardar en nevera si no se consume de una vez.
Duración en la nevera: Tiene una duración de
unos 8 a 12 días.
Otra manera de Germinar la chía o semillas mucilaginosas es:
Fuente:
http://www.conasi.eu/germinadores-eschenfelder/86-germinador-de-plato-22-cm.html
1.
Colocar las semillas sobre un cedazo plano y colocar debajo un
plato con agua. Las semillas no deben estar en contacto con el agua.
2. Humedecer las semillas con agua de rocío en poca cantidad.
2. Humedecer las semillas con agua de rocío en poca cantidad.
3.
Regar en forma de rocío
durante unas 2 veces al día.
4.
A medida que van
creciendo, la raíz se va entrando en contacto con el agua y toma de ella lo que
necesita.
5. La Chía se cosecha jalándola con la raíz.